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Título: UBI
SUNT “dónde están?”
De: María Ángeles Lonardi
Ausencias
Lágrimas.
Gemas de sal.
Escapularios.
Iridiscentes sombras
dibujan el escenario hostil.
Mi piel,
candor de duraznos.
Sus pieles,
estigmas de cruz.
Exaltación y hastío.
Blanca
paz...
Esa manera
de sentir
que ya no están.
¿Dónde están?
Se mece el péndulo
y la memoria
oscila.
Melodía blanca,
pensativa...
Osada algarabía tu risa.
Remembranza.
Ecos nostálgicos.
Huellas idas.
Historias cautivas de otros muros.
Tu voz clama justicia.
Olvido sordo. Muerte.
De prisa la vida.
la noche,
el temor,
el desconcierto.
La pregunta inevitable
y la
respuesta,
silencio.
Sombras
Entre las sombras reaparecen
incendios
insistentes.
Siluetas desamparadas, amorfas.
Reaparecen espiraladas tormentas...
preámbulos quedos,
remolinos inquisidores
y la noche
se hace
cómplice.
Súbitamente,
mi paso tortuoso
anula
laberintos
y mi cansancio
los aniquila.
Silencio
El espejo te incrimina...
te descubre ciego.
Temes hundir los pies en el barro.
Sucumbes desarticulado.
Desapacible.
Sin fe.
Adormecido.
Arenas movedizas tus palabras.
Cieno oscuro tu mundo...
Hubo un suspiro frío
de espera
tardía.
Un arrebato solo.
En tu palidez
sobra
silencio.
Cárcel o espera
Llanto.
Agonía.
Crucifixión.
Duele la memoria en mis tobillos
tiesos.
Duele la orfandad del tiempo.
Duele no tenerte junto a mi carne.
Pero no
desesperes.
La luz no existe sin la llama,
sin la llama que arde.
Las huellas de los pájaros
celebran la quietud impuesta
y esperan, como
tú
un
nuevo aleteo
implacable.
Olvidos y cenizas
Los surcos se abren en las manos.
La memoria habla fuerte,
inclemente,
hostil.
Tu boca desacata.
Muerde desafiante.
Tu rostro celebra la llegada de la
luz.
Tus ojos ven el sol.
Se incendian.
Ardes como piedra cansina.
Lloras lo indecible
desenterrando olvidos
y cenizas que subsisten...
Verdades
Racimos de verdades intactas
dignifican tu vino,
te
emborrachan.
Plegarias y partiduras
te quiebran.
Y duermen apesadumbradas
en tu almohada
grotesca.
Se desvanecen tus días
en la espera
infértil...
Entonces,
es la Poesía.
Inventas ventanas
y te escapas.
El horizonte viene.
Apelación
Se suceden los días...
Caldo, hollín,
agua, pan.
Reja, no sol,
prisión de
sal.
Tu brillo me despierta.
Me desvela la verdad.
Apelo a tu luz,
mientras dure.
Reivindica
sin tregua mi horizonte,
mi
existencia...
Apelo a tu memoria.
Búscame.
Tú, que posees alas bellas.
Cuídalas.
Que nadie las corte
jamás...
Sólo así haremos posible el vuelo.
Sin culpables
Parque plomizo
verde
soñoliento.
Paisaje primitivo.
Dudas cautivas pero desnudas
sin fecha natal.
Queja amorfa que
evoca
silencios
de crucifixión,
desvalidos.
Lamento entre paradigmas.
Brasa, mi memoria.
Hoguera, tu
desatino.
Promesas
Exterminio de promesas vanas.
Las cenizas
vuelan esparcidas.
Pero cómo hallarte...
Se despierta la memoria
sin
nombre.
Hemos robado una
moneda
a la herrumbre
y no somos ricos.
Alzaré por ti mi voz
y mi bandera,
aunque reine
el
enemigo.
Ha sido.
Todo ha sido
pero no será más...
¿Puedes oírme?
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