domingo, 19 de noviembre de 2017

Proyección de trabajo de realización de fotos de Exposición A costa da Morte del fotógrafo almeriense Carlos de Paz.

El domingo 19 de noviembre , al cumplirse 15 años del desastre del petrolero "Prestige" y el derrame de "chapatote" que destrozo las costas gallegas, Carlos de Paz realizo una Proyección del trabajo que tuvo que hacer in situ, a pie de campo, junto a las voluntarios, para lograr esas fotos tan espectaculares y emblemáticas que, hasta el día de hoy, son fiel reflejo de la devastación y la barbarie de aquella tragedia a pie de campo.
En la primavera del 2003, en el Varadero del puerto se hizo la exposición de fotos llamada "A  COSTA DA MORTE"y yo, invitada pro Miguel Naveros, colaboré con un poema alusivo a la tragedia junto a otros grandes escritores de España y Almeria, entre otros: Rosa Montero, escritora y flamante Premio Nacional de las Letras 2017, Suso del Toro, literato español de Galicia, Julio Llamazares escritor y periodista de Castilla, Fernando Beltran, poeta español de Oviedo, Cesar Antonio Molina escritor y político, ex ministro y Director del Instituto Cervantes, Miguel Naveros, escritor, periodista e intelectual de Almeria y servidora que estaba recién llegada de Argentina.
En el Museo de Arte de Almeria ,Salon de exposiciones Jesus de Perceval se desarrollo el acto y fue muy emotivo volver a leer aquel poema tantos años después. Gracias a Carlos de Paz por darme esta oportunidad y al Colectivo Desencuadre por tantas muestras de cariño y reconocimiento. Un placer!

Comparto el poema con el que colabore en la Exposición " A costa da morte" primavera del 2003. 

Mancha negra

El mar no quiere nada para sí.
Las indómitas olas rompen y traen vida
pero hoy,
también el mar tiembla de miedo.
La roca se desangra en silencio.
Un barro negro chorrea asido al anonimato.
Vértigo feroz de muerte que recorre el paisaje.
La arena enmudece y se espesa
y a pesar de todo,
cada marea cubre la vergüenza.
Desolación y muerte.
Agonía en negro de mancha viscosa que crece.

Basta mirar para sentir el dolor.
Espejismo siniestro que golpea
mueca absurda del destino pecador …

Atónitos si, detenemos nuestra prisa
sin medida ni cordura
desolados por la locura del nefasto
monólogo de torpeza y sin sentido.
Una cadena de blancos eslabones
arremete con furia contra el enemigo
y serpentea en los acantilados
el lutoso vestido regalado al desamparo.

La sal del cansancio se hace eco
y la piedra resiste aún, con lágrimas
en silencio.
El mar no descansa
y los hombres de pie frente al agravio
movidos por el viento marino
alimentan la esperanza frente al gemido.

La roca espera el baño de sal.
La plegaria clama por el olor de mar…
intentando retener el azul y la espuma
sobre el cuerpo desnudo
de playas temerosas al contemplar
la sombra del ahogo definitivo.
Sólo queda una promesa:
¡Nunca más!
Y la rosa de los vientos como ruleta rusa gira
mientras se inmola sin piedad
otra inocente orilla.

Del libro “Entre calamidades y milagros” Editorial “La luna que”, Buenos Aires, 2005.
María Ángeles Lonardi







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